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Si has practicado yoga alguna vez sabrás que es habitual cubrirse el cuerpo con una manta al final de la práctica. Y es que la manta de yoga es un accesorio indispensable para savasana, la última postura que consiste en entrar en un estado de relajación profunda. Esta postura permite integrar los beneficios de las posturas practicadas justo antes.
Es normal que tras la práctica del yoga, el cuerpo se enfríe y si no utilizamos una manta, la relajación resulte algo difícil. A continuación te contamos los mejores trucos para elegir la mejor manta para savasana.
Savasana es una palabra de orígen sánscrito compuesta por “sava”, que significa “cadáver” y “sana”, que se traduce como “estar en la postura”. Esta postura se utiliza para cerrar la práctica del yoga, ya que permite relajar la musculatura del cuerpo, el sistema nervioso y generar un estado de bienestar y calma profundo.
Aunque a simple vista parece una postura sencilla, para adoptar esta “asana” de yoga necesitamos una esterilla o mat, una manta de yoga y voluntad para centrarnos en el momento presente, lo que se conoce como consciencia plena. Seguidamente, nos colocaremos estirados boca arriba encima de la esterilla, con las palmas de las manos mirando hacia arriba, el pecho bien abierto y las piernas ligeramente abiertas hasta conseguir una postura relajada. Luego podemos cubrirnos con una manta suave para mantener una temperatura confortable y concentrarnos en sentir el peso de nuestro cuerpo y en bajar las pulsaciones. No se trata de dormirse, sino de conseguir un estado de relajación profunda manteniéndonos en vigilia.
A la hora de elegir una buena manta de yoga para savasana es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
Durante savasana, no sólo podemos utilizar la manta para cubrir todo nuestro cuerpo o algunas partes que se enfrían a menudo, como los pies, si no que podemos usarla de otros modos:
Sin embargo, proteger del frío no es su única función. Normalmente, la sesión de yoga se inicia con una meditación en posición sentada. En esta fase, podemos cubrir nuestras espaldas y brazos con una manta de meditación para mantener una temperatura confortable antes de activar el cuerpo con posturas más exigentes.
La manta también puede servir como soporte de meditación o de algunas posturas de yoga si la doblamos a modo de cojín y la colocamos debajo de los glúteos, el abdomen o la cabeza para facilitar determinadas posturas de yoga. En nuestro artículo ‘la manta como prop de yoga’ te contamos todas las aplicaciones de este accesorio tan versátil.
En blankets of the World encontrarás una amplia gama de mantas ideales para tu práctica de yoga elaboradas con fibras recicladas que dan una segunda vida a las prendas textiles y aportan originalidad y confort a tu práctica de yoga.
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