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La relación entre agua e industria textil existe desde que empezamos a confeccionar tejidos para la vestimenta y el hogar, hace cientos de años. A veces no somos conscientes de que el agua no solo nos permite sobrevivir, sino que es esencial para cultivar el algodón, el material más utilizado en la confección de tejidos de todo tipo. Pero esto no acaba aquí, el recurso hídrico también es imprescindible para obtener otras fibras que componen una gran variedad de prendas y complementos, así como para llevar a cabo los procesos de fabricación de una prenda: hilado, tejido, tintado, acabado, confección, transporte y distribución.
En resumen: el agua nos salva la vida, literalmente. Por eso, aprovechando que este mes se ha celebrado el Día Mundial del Agua (22 de marzo), queremos reivindicar la importancia de proteger este recurso esencial y revisar qué acciones podemos llevar a cabo en nuestro día a día para reducir el impacto medioambiental del textil.
Según las Naciones Unidas, se necesitan unos 3.000 litros de agua para producir una camiseta, sin tener en cuenta la cantidad que gastamos para limpiar la prenda a lo largo de su vida útil. El problema es que, con la llegada del fast fashion el consumo de prendas de ropa y complementos se ha multiplicado por cinco respecto a como era a principios de los 90, resultando en prendas de menor calidad y un uso que, en la mayoría de casos, no supera los dos o tres años. Gran parte de este crecimiento desmesurado es debido a la descentralización de las fábricas textiles de grandes marcas en países con políticas laborales y medioambientales muy laxas, que permite reducir enormemente los costes y producir a un ritmo insostenible para el planeta.
Este panorama global nos sitúa ante un escenario de gran escasez de agua provocado por dos factores principales: por un lado el consumo de agua de la industria textil aumenta a una velocidad trepidante y por otro lado, la contaminación que dejan los residuos en las diferentes fases de fabricación hacen que el proceso natural de reciclaje y purificación de aguas sea mucho más lento que el ritmo de producción. Así es como la industria textil se convierte en la segunda principal responsable de la contaminación del agua del planeta, solo por detrás de la agricultura.
A falta de políticas sostenibles y mecanismos de control en muchos países, los residuos resultantes de estos procesos acaban en ríos y océanos de todo el mundo que asfixian las poblaciones y la fauna de la zona.
En menor o mayor medida, todos y todas somos consumidores de productos textiles, ya sea para la vestimenta o para la ropa del hogar, por lo que está en nuestras manos contribuir al cambio hacia un modelo más sostenible.
Invertir en piezas confeccionadas para durar, es decir con materiales y acabados de calidad, no sólo es una apuesta sostenible, sino que además nos permite apreciar y tomar consciencia de los objetos que nos rodean. Además, el tacto y el aspecto de una manta reciclada o una alfombra de material reciclado de calidad no tiene nada que ver con las sensaciones que despiertan los complementos que encontramos en los círculos de la moda rápida.
Ha llegado el momento de leer las etiquetas e interesarnos por el cuidado de nuestras prendas para extender al máximo su vida útil en las mejores condiciones.
En línea con el punto anterior, lavar sólo cuando sea necesario, utilizar programas eco o lavar a mano son algunas acciones que contribuyen al ahorro de agua. Hagamos un hogar más sostenible.
Los productos elaborados con fibras textiles recicladas reducen notablemente el consumo de agua que se utiliza para cultivar materias primas como el algodón y permiten dar una segunda vida a los materiales.
Con un poco de imaginación y voluntad podemos extender el uso de prendas y complementos e incluso dar un nuevo aire a nuestro armario o habitación. ¿Has oído hablar del upcycling? Esta técnica consiste en mezclar diferentes tejidos y estampados de prendas antiguas para diseñar nuevas piezas de ropa o accesorios de decoración étnica.
Poco se habla de la utilidad de las prendas reversibles, especialmente en los complementos del hogar. Las alfombras o fundas de cojín reversibles pueden transformar el look boho de una estancia sin necesidad de adquirir nuevos productos.
Además de ser una actividad muy inspiradora, echar un vistazo a las tiendas vintage permite alargar la vida de productos de todo tipo y frenar los ritmos de producción insostenibles.
En un mundo con tantas posibilidades tus decisiones de consumo y estilo de vida pueden marcar la diferencia y hacer de tu hogar, un hogar sostenible. Optar por marcas responsables es una forma de contribuir al crecimiento de proyectos con un impacto positivo para las personas y/o el medio ambiente.
En Blankets of the World creamos accesorios de decoración boho elaborados en España e Italia con materiales 100% reciclados y envueltos en un packaging libre de plástico. Además, colaboramos con proyectos de reforestación para compensar el CO2 que generamos con nuestra actividad y contribuir a la mejora de las condiciones de vida de comunidades locales. ¿Y tú? ¿te unes al cambio?
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Ju** 21/07/2023 Responder
Deifnitivamente ¡el cambio es urgente!Hacen falta más iniciativas de consumo que pongan en valor la utilización de los recursos de forma responsable.
Enhorabuena por vuestro proyecto.
Go***** 21/07/2023 Responder
Totalmente de acuerdo Juan, afortunadamente cada vez van surgiendo más iniciativas...¡Gracias por tu comentario!